Bolivia. Potosí y las Minas

Potosí, Bolivia… algo más que una etapa de un viaje…
Lo más representativo de esta ciudad, nacida a las faldas del Cerro Rico, la montaña llena de minerales preciosos, es sin duda lo que le ha dado el nombre (¿no recordáis a vuestras madres diciendo “vale un Potosí”? Pues de aquí viene la cosa…), la minería.

La ciudad en sí la verdad que no vale mucho, da impresión de sucia, por el polvo de alrededor, aunque la plaza central está más cuidada, las casas de alrededor, los tendidos eléctricos, hasta las sensaciones, son tristes…
Por eso es de la mina es de lo que voy a hablar, porque aunque había visitado alguna, jamas había sido como esta…

Y aseguro que no deja indiferente.


La minería no es algo del pasado, aunque sí lo sean las condiciones en las que lo hacen, al menos aquí. Hoy en día sigue trabajando la gente (unos 15.000 nos dicen!!) , y si no coincidimos con ellos, los mineros, en plena faena es porque era domingo y puente festivo (de todos Los Santos). Pero después de haber visto lo que vi… creo que lo prefiero.
Entramos por donde entran los mineros cada día, y agachamos la cabeza por los mismos sitios que ellos…
Andamos unos 3 km por el interior de una montaña que parece un queso gruyere, llena de pasillos, agujeros, recovecos y escaleras y pasajes imposibles que llevan trabajando sin parar desde 1545… ya hace años!!!
En las paredes escritos que indican las zonas de trabajo de los mineros, en las que no puede meter nadie más el pico, algunas zonas cerradas con rejas, otras abiertas, con las vetas al descubierto, por donde, el próximo día laborable, el miércoles, volverá a caer el polvo, el ruido, el picar y buscar más metal precioso. Todo esto en una absoluta oscuridad solo rota por la limitada luz de nuestros cascos.
Caminamos despacio y con cuidado, luchando entre el mal de altura, el agobio del lugar, entre la roca por arriba y el barro, charcos, agua, piedras y polvo entre los pies, siempre por el medio, lo más cómodo, entre los raíles por los que circulan los carros a toda marcha, carros movidos por 2 mineros que cobran en función del número que saquen a la luz cada día. Nada mecanizado. Aquí todo es manual porque no hay dinero ni recursos y lo que sacan no daría para invertir en tecnología.
Llegamos al “Tío”, el protector de los mineros con quien cada día pasan el escaso rato de la comida y los viernes hacen el ritual de la ofrenda para tener buenos resultados; alcohol 96 grados (el más barato) que no solo derraman sobre el, sino que también se beben (lo hemos visto!!!), hojas de coca y lo que tengan… También nosotros rendimos nuestro respeto…
Es impresionante.
Cuando te cuentan la historia, terrible, del pasado y la esclavitud, y cuando escuchas la presente, con la dureza de esta vida, y como, aunque ganen dinero saben que su vida es corta y por eso no tienen reparos en malgastarlo y ahorrar no entra en sus planes. A los 14 años pueden empezar a trabajar si los padres lo autorizan, con 16 es lo normal, y el que empieza es raro que no pase toda su vida haciendo lo mismo…
Hoy en día sigue funcionando una vida así de dura que es la que mantiene esta ciudad, y gran parte del país, aunque la gobiernos les ignora. No hay hospitales ni médicos especialistas aquí, funcionan por cooperativas con lo que cada minero cuida de su seguridad y salud y los medios son totalmente inexistentes…
Plata, zinc, estaño, cobre… la naturaleza aún no se ha agotado después de 500 años, pero sí se ha cobrado millones de vidas a cambio…
Da que pensar.
De esto me quedo con dos frases de mis compañeros de viaje…
Nos acaban de dar una bofetada de humildad (Begoña)
Me voy a poner una foto de la mina en mi oficina para no volver a quejarme jamás de mi trabajo (Oscar)
#Bolivia #ViajarSolo #Potosi #Cerrorico

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Potosí, imagen de una ciudad que en sí no llama mucho la atención

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Entrada de las minas, a los pies la ciudad de Potosí

El Kit del minero, dinamita y hojas de coca

Vendiendo pequeños trozos de minerales para ganarse la vida…

Instrucciones antes de la entrada a la mina

Sobrecogedor, sin palabras

La mina por dentro, y los carros, utilizados a diario

Una curva… interminable e inabarcable interior de una montaña

El Tio de la mina a quien hay que presentar sus respetos y ofrendas. A diario lo hacen los mineros. Alvaro, nuestro guía nos ha explicado todo al dedillo.

Salida de la mina, nunca seremos los mismos.

Dentro y fuera. La elección es sencilla, las motivaciones ya cambian. El dinero puede con todo. O no??

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Puedes utilizar estas etiquetas HTMl y artributos.

Todo el contenido de esta página es propiedad y opiniones personales de © Hellen Faus. Los contenidos externos están indicados o vinculados a sus sitios web o sus autores. Si ves algo que no debería estar, equivocado o incorrecto, no dudes en hacérmelo saber.