Newsletters

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21. Chimenea 0. Hellen 1
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20. Contrastes
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19. Enjoy your problem
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18. En plena manicura escucho a Isra Bravo diciendome que lo hago mal
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17. Inocencia y Engrama a los 7 años
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16. Párrafos o líneas
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15. Una mujer de bandera (No, yo no)

21. Chimenea 0. Hellen 1

Desde que me vine a vivir al ladito del mar y dejé Zaragoza, no había lidiado con el fuego . Pero ya tocaba una pelea sana, y este finde pasado, con el refresco de las temperaturas, llegó el momento.

Oye, que no había «estrenado» nunca una chimenea, nueva de trinca, y no creáis, que tiene su emoción… ¿Y si salta en pedazos? ¿Y si está mal puesto el tubo? ¿Y si no tira? ¿Y si el cristal es defectuoso y se parte…?

Bueno, para ser sinceros, mi principal duda era ¿conseguiré que esto chute?

En el momento culmen de preparar todo con cariño, recibí una llamada de mi amiga Julita, y ale… dos orejas a la conversación y dos manos a la faena.

Piñas (ehhh, un cesto enorme que vino de Zaragoza, así que nada menos que 6 años llevaban ahí esperando su incandescente final…), algo de leña, pastillas de fuego y achiperres variados.

Mientras íbamos hablando, mis exclamaciones y exabruptos debían ir en crescendo, así que parte de la conversación derivó al rojo elemento. Consejos, comentarios, recuerdos de cuando una y otra teníamos chimenea, fuego y «hombres» que lo mantenían vivo (su marido en su caso, mi padre en el mío), y ella animándome con todas sus ganas para que no cejara en el intento, porque no iba la cosa muy fina.

Los troncos estaban muy húmedos, no tenía ni un papel en esta época tan digital, las pastillas de fuego muy pasadas, yo retomando una costumbre olvidada…

Estaba poniéndose complicadilla la cosa, y yo ya con ganas de tirar la toalla.

Cierra el tiro…

Haz «cabañita»..

Mete ramitas finas entre medias..

Remueve…

Hay brasa, soplo y sale la llama, pero se apaga… vuelta a repetir…

-Venga, Hellen, no digas que se te va a resistir una chimenea… – Me animaba Julita – Y cuando lo logres, escribes uno de tus mails dedicado a cómo venciste al fuego. 

Así que, como sois gente lista, y estáis leyendo esto, ya habéis deducido que lo logré.

Salió -¡¡y se mantuvo!! –  la llama generosa, la esperada, alta, con fuerza y energía; la que prende con ganas la madera, chisporrotea y hace saltar alegres las ascuas, como en un baile en el que cantan ¡¡Lo hemos conseguido!!

Todo el fin de semana «apetecía» chimenea, calor de hogar, y en un entorno totalmente diferente del que me recuerda el fuego por tradición familiar (montaña, nieve, frío seco…) aquí, en mi reducto al lado del mar, he conseguido reunir en mi casa lo que ha sido un reto en la reforma: mar y montaña juntos; azul y madera, olor a salitre y a resina.

Ha sido bonito

Percíbía el olor de familia, ese ambiente de tiempos felices, inocentes y despreocupados.

Veía a mi padre arrugando los periódicos (¡qué tiempos en que había tantísimos papel alrededor para quemar, lo que me está costando a mi ahora ir «recopilando» papeles varios!), azuzando las ascuas, soplando la base de los troncos para hacer crecer esa columna multicolor de rojos, amarillos naranjas y negros… Le encantaba «poner la chimenea» y se le daba francamente bien. Y es que esos vivacs en la montaña en los que dependía su calor de poder encender el fuego, definitivamente son una gran enseñanza.

Veía a mi madre, en su mecedora, –esa que se malvendió y jamás pude recuperar-, enfrente, mirando hipnotizada el fuego, con el libro en su regazo.

El perro alrededor,    cualquiera de los que fueron parte de nuestra familia… Odín, Tupi, Golfo, Kiva, Rita, Lasca, Koke…

Yo jugando, leyendo, enredando o discutiendo con Ana, totalmente ajenas a esos momentos tan especiales y entrañables que aprendemos a valorar cuando pasan los años, pasa la vida y sólo quedan en el recuerdo.

Y sonreía contenta, con esa sonrisa, algo tonta quizá, que sale de dentro, pero sienta muy bien,

Chimenea, 0

Hellen 1

 

PD1  Nada, no hay vendcedores ni perdedores. Victoria conjunta, desde ya, unidas y compenetradas. Todo lo que cuesta de inicio, crea fuertes raíces.

PD 2  Gracias Julia. Aquí está lo prometido

20. Contrastes

Y ya que ayer hablé de uno de mis egipcios favoritos, hoy voy con otro que no se le queda atrás, aunque esté más por «buena pieza»

Esto que os cuento sería a la par que lo del «disfruta tu problema», semana antes, semana después, da igual.

Mar Rojo, mi querido barco South Moon, en este caso me llevó a experimentar uno (más) de esos contrastes de realidades paralelas, que a la vez que dar que pensar, molan.

Acababa de terminar una clase online de la formación en IA que estoy haciendo (y sigo, sigo con ello!!). El portátil, una pantalla, varias pestañas abiertas, pruebas de cosas «rarísimas» y alucinantes que hacen múltiples IAs. Imposible recordar de qué iba esa clase pero seguro que algo denso, tecnológico, disruptivo, futurista, prometedor…

Cuando cerré el ordenador ya era de noche, por eso del cambio horario y que allí la vida se hace a otro ritmo.

Salí de mi camarote con la cabeza como un bombo llena de tecnología punta y ultimísimas tendencias.

Qué bueno tomar un poco de aire sano, en mitad del mar, sin ni siquiera una luz lejana cerca más allá de la del propio barco, ya que estábamos solos, fondeados en algún arrecife, en medio del Mar Rojo.

Y ahí, en la popa del barco, estaba Malak, el capitán, tumbado boca abajo en la plataforma del barco, casi medio cuerpo colgando y los brazos bien metidos en el agua.

Enseguida me di cuenta de lo que hacía y bajé a verle.

Estaba recogiendo el tercero de los calamares que había pescado, todo a mano, de ahí la postura, con una habilidad pasmosa. Tan contrario, tan opuesto todo a la «instrumentalización» de la que acaba de salir, que me despertó una sonrisa de esas de «me encantan los contrastes de la vida«.

Al notarme ahí, mirándole, se giró, me sonrió encantado de verme y me los mostró, bien orgulloso, con esas manos enormes, bien abiertas, mojadas y chorreando tinta bien negra.

Entonces se levantó de golpe, sin dejar de reírse, con cara de infant terrible para «perseguirme», mancharme y enredar un rato y jugar de esta forma tan divertida, infantil y sanota de un hombre adulto curtido en el mar, con alma de niño, travieso y juguetón como el primero.

Ahí, entre risas y carreras por el barco para no acabar tipo «Hellen en su tinta» tuve una de esas gozosas revelaciones que me hacen sentir bien.

No habrá inteligencia, por artificial que sea, que pueda reemplazar estos momentos tan humanos, tan naturales, tan lejos de toda «civilización, tan únicos de SER PERSONAS…

19. Enjoy your problem

Todo el tiempo que paso en los barcos con tripulación local, es para mí una fuente inagotable de reflexiones y pensamientos.

Ayman es uno de mis egipcios favoritos, (que no se entere el resto, que tendrán pelusilla). Es el hombre de la eterna sonrisa y el humor constante. Trabajador incansable, siempre dispuesto, atento y no le pillarás en un renuncio. Le adoro.

Si esto era posible, aún me ganó más el día que, en un rato de su descanso, sentado en el comedor mirando el móvil, le vi con una cara muy interesante.

 -¿Que haces, Ayman? ¿qué estás viendo?

             -Estoy estudiando
             -¿Estudiando? ¿Y qué estudias?
             -El curso pre-matrimonal
Bueno, todo esto en inglés/egipcio, imaginaros. El mozo se casa en enero, y por lo visto, les hacen pasar un curso previo. Ya me imaginaba por donde iban a ir los tiros, y le pregunté a ver con qué me «espantaba»

ZASCA

 -¿Y qué te dicen?

            –If you have a problem, ENJOY IT. Enjoy your problem. Then, you can fix it.

Traduzco y destaco por si no se entiende bien:

 SI TIENES UN PROBLEMA, DISFRÚTALO.
¡DISFRUTA TU PROBLEMA!
ASÍ TE LLEGARÁ LA FORMA DE RESOLVERLO

Hellen se queda con cara de pez.

DISFRUTA TU PROBLEMA

Tócate las narices

Ayman sonríe con esa sonrisa que te llega hasta el fondo del alma y sigue:

      -Es así, es mi forma de afrontar las cosas, desde que lo he aprendido me va mucho mejor, no hay otra, ¿verdad que es estupendo, Hellen?

Y tanto…

Así se entiende una sonrisa infinita. De las que salen de dentro, del perfil del alma, no de la comisura de los labios.

(Hoy no hay postdata, esto te deja sin palabras)

18. En plena manicura escucho a Isra Bravo diciendome que lo hago mal

No es broma ni un titular, es que ha sido así de cómico 💅

Estaba yo tan feliz dejándome cuidar y poner guapa, pedicura y manicura on fire, con los cascos puestos escuchando el directo de Isra Bravo para socios de su membresía del 20 de cada mes, y  de repente, ¡oigo mi nombre!
Menuda cara divertida se me debió quedar cuando dice…. «voy con la pregunta de Hellen Faus…»

Os explico un poco, que si no, posiblemente no captaréis la gracia del asunto.

No se si conocéis a este tipo; es muy famoso en el mundillo del «copywriting». Un cualquiera de un barrio de Madrid que descargaba camiones (eso lo cuenta él, no es que yo vaya de sabelotodo) y las pasaba putas para llegar a fin de mes, y «de repente» se pone a hacer lo que se le da bien y le gusta, y se hace, no solo millonario, si no todo un referente en el mundo de la publicidad. Pues olé tu salero, chavalote.

Yo hace 2 años ni sabía quien era, pero hace ya tiempo que le sigo, he leído dos de sus libros, me he empapado de varias de sus Masterclass que son oro puro  y llevo unos meses en su membresía, con lo que tengo el placer (porque se aprende mucho) de leerle, escucharle y verle con mucha regularidad, ya que hace todo bastante en directo y esto mola mucho.

Como estos temas siempre me han gustado, últimamente me dio por dedicar más tiempo y trato de hacer de esponja todo lo que puedo.

Y encima me divierto y aprendo.

También confieso que muy, MUY a menudo me digo «todo esto lo sé y hago de forma natural hace siglos… mira, resulta que iba por el buen camino, pero yo no he sabido saltar a la fama por ello, qué lerda eres, Hellen» 😅, pero bueno, eso ya no tiene remedio, cada cual es como es, y yo en lo mío tan contenta.

Volviendo al personaje de Isra Bravo el famosete, tengo que decir que hasta hace poco me caía bastante… digamos… «regulinchi», por no ser grosera. 🤐

A ver, que no le he visto en mi vida más allá de una pantalla, no le conozco más que lo que se expone públicamente, y digo y repito que como profesional CHAPEAU, pero bueno, son esas cosas que tenemos los humanos de pensar y opinar en base a apariencias o percepciones… y eso.

Que no me caía especialmente bien, oye, me resultaba algo grosero, borde, chulesco y prepotente (menos mal que no va a leer esto 🤭, aunque tal como es, sé que se la iba a pelar bastante).

Pero oye, una cosa no quita la otra, y, a expensas de parecer que no soy muy coherente, mientras pensaba lo cretino que me parecía, recibía con total admiración y apertura todo lo que me llegaba de su parte, pagando con gusto por ello, ya el tipo es bien bueno y a mi al menos, me conecta su forma de transmitir, me convence lo que dice  y me aporta lo suficiente como para seguir haciéndolo.

El caso es que comenté estas impresiones con alguien también de renombre en estos mundillos con quien si tengo un trato directo profesional (del email marketing, para ser más concretos; tú ya sabes quien eres, ya te tocará algún día, ya 😅) y que sí conoce personalmente al tal Isra, y al aclararme que era un tipo majo y normal que representaba un personaje, me di cuenta de lo rápido que nos dejamos convencer y liar por estereotipos y pasarnos de frenada.

Vale, sí… Hablo en plural por eso de «difuminar» un poco el sentimiento de culpa e idiotez que me entró, pero está claro que me refiero a mi.

No creo que tenga la oportunidad de tratarle en persona (que él se lo pierde, porque menuda joyita soy yo 🤩), pero vamos, que desde entonces, además de aprovechar lo que transmite, voy algo más allá y… ya no me cae tan mal. 😜

 

Todo esto para explicar que, estando yo con los pies en las manos de una esteticiene pintándome las uñas del turquesa que me caracteriza, me sorprendo que resolviera mi pregunta, y además afirmando que si, que lo estoy haciendo mal.

Y el tema va relacionado a estos mails que os escribo.

Según él, SIEMPRE hay que mantener la tensión de un «efecto llamada», y que si, como le exponía, yo escribo por escribir y no «vendo» nada, lo hago mal, porque las personas al otro lado necesitan ACCIÓN.
Comentaba, -porque dedicó un tiempo largo a mis cuestiones, o esa impresión tuve-, que no hace falta «vender» algo propio, pero que no se puede mandar mails sin que haya «algo más» para el que los recibe.

👍 Entendí que el día que os recomendé el libro de Albert y puse el enlace, sí que lo hice bien, según sus directrices.

Así que, tendré que darle una vuelta a esto. No se si preguntaros qué os parece, pero estaré encantada de que me respondáis lo que os parezca (de esto o de lo que sea, ya sabes)

En este mail desde luego os comparto su enlace para que sepáis de quien hablo por si algo os interesa de él, y en adelante intentaré dar algo más que sea útil aparte de mis filípicas y reflexiones, guasas o comentarios.

Tal como soy de compartir, no me faltarán recomendaciones de más libros, gente que tiene cosas que decir, cosas que pueda utilizar…

Y bueno, por qué no, también os recordaré de cuando en cuando que ViajarSolo sigue siendo mi proyecto profesional de vida, (y no veáis la de planes chulos y lo que estamos creciendo 🔝)  y supongo que cuando viaje haré más referencias a todo lo que hago para la empresa por esos mundos…

Vamos, que no sea por «no venderse» (o sí, oye, que a nadie le amarga un dulce), pero al menos porque «los buenos» no digan que lo hago tan mal 😜 y para que no olvidéis de donde vengo (y a donde voy jeje)

Pues eso.

Si tras este mail os pica la curiosidad por este tipo grandote que ha tenido el gran detalle de aprovechar mis cuestiones para enseñar algo a los socios de su membresía (entre los que me incluyo), aquí va su web MOTIVANTE, aunque con poner su nombre en youtube o google os van a salir mil y una entrevistas que ya hablan por sí mismas.

 

PD1 – Antes de esto, hablaba con la mujer que me hacía la pedicura sobre dónde y cómo paso muchos meses del año, viajando y en el mar, y todavía me sorprende que le sorprenda a la gente que bucear, navegar y viajar solo sean «opciones que existen». Así que sí, creo que debo comunicar más y mejor de mi trabajo y pasión 🗺️

PD2 – Tengo una lista de recomendaciones varias en el tintero, irán cayendo. Con links y llamada a la acción, ale, para que ni el Isra Bravo ese me pueda llamar «pasiva» 😎

 

17. Inocencia y Engrama a los 7 años

7 años largos, los que yo tenía.

Inocencia absoluta, la que corresponde a esa edad.

Engrama, aquello que se te queda grabado en un momento concreto y te despierta un tipo de emoción o recuerdo determinado para siempre.

Hablo del día que «20 N» tanto significado tiene para los de cierta edad (otra vez estoy llamándonos «viejos» a los de esta lista, perdonadme los jóvenes si estáis por aquí, cada cual habla de lo que conocer)

 

NOOOOO… TRANQUILIDAD, QUE NO VOY A METERME EN JARDINES POLÍTICOS NI DE OPINON

 

Los recuerdos

Estaba yo como cada mañana sentada en la mesa cuadrada de madera tirolesa de la cocina de Encinas 17, mi casa.

Delante, mis 4 galletas María generosamente untadas con mantequilla, listas a a empaparse en el vaso de leche con cola-cao, mi desayuno habitual.

Mi padre ya había desayunado; su sopita caliente, su vasito de vino y trozo de pan.

Mi hermana ni idea, no solía desayunar a la vez que yo.

Y mi madre, como siempre, de pie, a mi derecha, apoyada en el mueble de la cocina leyendo el periódico, que era sagrado y diario en mi familia.

Entonces lo vi. La portada de ese número del ABC, la cara familiar y unas letras enormes FRANCO HA MUERTO.
Me quedé de piedra, con la galleta en la mano, ignoro si mojada o no, y de repente…

Eché a llorar como si no hubiera un mañana.

Mi madre se asustó, vino a ver qué me pasaba (imagino que lo último que imaginaría es que fuera por ese titular), me abrazó como sólo una madre sabe hacer, «Hellen, hijuca….»… y ya no recuerdo mucho más.

Me consolaría, me contaría lo que le viniese a la mente, y como no había prisa para ir al cole, que se habían suspendido las clases, pues, un día más en la infancia.

 

Las reflexiones

Donde voy es a la INOCENCIA, a lo que cada uno llevamos dentro ya bien impregnado en nuestra forma de ser, a la sensibilidad y personalidad. Y que todos seguro tenemos esos engramas, o momentos clave que, por lo que fuera, se nos quedaron grabados y nos dan pistas de cómo éramos, de cual es nuestra estructura más profunda, más verdadera, más auténtica y real. Que por mucho que la vida nos haya ido cubriendo de capas, protecciones o disimulos, lo que hay al fondo de todo, es nuestra verdadera esencia.

Con 7 años, y yo además que era muy, muy infantil, evidentemente no tenía ni pajolera idea de lo que pasaba alrededor. Pero me impactó la palabra «muerte».

Que no nos equivoquemos, hubiera sido cualquier otro, y el llanto desconsolado habría sido el mismo; mis lágrimas brotaron por «la muerte» en sí, no por la persona que moría, no sé si me explico.

Y me lleva a pensar muchas cosas.

Porque cuando comentamos estos temas, me doy cuenta que siempre, siempre, las reacciones entre unos y otros son totalmente diferentes. Ahora puede ser esto, que es fácil que recordemos fácilmente donde estábamos, cómo nos pilló, qué pensamos… pero en cualquier otro tema aplica igual.

En este caso lo que me lleva a confirmar es que mi ser ya estaba impregnado de una sensibilidad extrema al dolor, al sufrimiento, a la «pérdida». Y todo eso ha influido y condicionado mi forma de ser y estar en el mundo (los que sabéis de Eneagrama, ahora mismo ya me vincularéis con el 7, como sabéis que soy los que me conocéis), y mis maneras de relacionarme con todo lo que va pasando.

Me lleva a reflexionar sobre los cambios que se van produciendo con la edad y de cómo la inocencia absoluta de cuando no sabes el trasfondo de nada y te quedas en la superficie, te lleva a sentir de una forma, que te da pistas sobre tu sentir más esencial.

Luego llega la madurez, la evolución, la vida en sí, que nos lleva a poder discernir, pensar, evaluar, opinar… y modificar o alterar esos sentires con otros condicionantes que se juntan en la coctelera.

En fin. Como dato, hoy en día no vivo la muerte como entonces, aunque confieso que he tardado muchísimo en entenderla o aceptarla de forma mucho más adecuada.

Pero sirve, como cualquier cosa que nos lleve a reflexionar y ayudarnos a entender y entendernos, ya que nos pone todo mucho más fácil.

 

PD 1 Me encantaría compartir una mesa redonda y comentar estos temas que me parecen realmente interesantes y enriquecedores. Quizá algún día.

PD2 Probad en la «mesa redonda» de cada cual, que seguro tiene mucho que aportar.

16. Párrafos o líneas

A ver si alguien me puede responder (y convencer).
¿Recordáis cómo escribíamos «en nuestros tiempos»? (Vale, sí, doy por hecho que de momento la inmensa mayoría de aquí tenemos «una edad»)

Que yo recuerde (aún me queda alguna neurona y las clases de la Señorita Paula de ortografía en 5º EGB perduran en mi memoria), se estructuraba en bloques que tuvieran una consistencia de contenido, con el interlineado equilibrado –esto ya cuando llegó el ordenador, claro, que a mano era según guiaran los cuadritos del cuaderno o tu cálculo visual en folios lisos-.

             La primera línea algo más dentro, con el tabulado. (Algo así como esto, aunque a saber como queda al final)

Tras el punto y aparte, que llegaba al final de varias líneas, entonces hacías la separación con el siguiente párrafo, que se podía ajustar de distintas formas. A mi personalmente siempre me ha gustado la justificación «completa», quedando recto también a la derecha, pero eso iba a gustos. 

Jugábamos con los puntos seguidos, las comas, paréntesis, algún punto de esquema o los guiones de conversación… De ese modo, llegabas al final, como en los libros «de toda la vida», teniendo ante tu mirada una página con un texto más o menos completo que cubría de de letras y palabras la gran parte de una hoja en blanco. Eso era un escrito en condiciones. O al menos, bajo mi punto de vista y el que nos enseñaron.

Daba igual escribir a mano, a máquina (ayyyyy, qué recuerdos del toc, toc, toc, toc de las teclas… eso para mí es sonido de mi padre 100% – Otro tema para múltiples mails, mi padre, sus escritos y una de sus máquinas de escribir, uno de los pocos recuerdos familiares que he conseguido que no desaparecieran por los motivos más escabrosos imaginables), o en ordenador.

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15. Una mujer de bandera (No, yo no)

Tengo un nuevo elemento decorativo en mi salón.

No es un «pongo» (terminología Cris: esas cosas que compras o te regalan y que dices «¿y ahora dónde lo pongo?»), si no algo que tiene valor, significado y desde luego estética (hablando de mi gusto, por descontado).

Es una bola del mundo 🌍 Un objeto que me fascina desde que soy bien chica (¿le extraña a alguien?), estilo antiguo, aunque moderna, y en pedestal. Nada espectacular. O si. No es una obra de arte, ni una antigüedad, ni siquiera un artículo que valga un dineral o que no se pueda encontrar con facilidad.

Sin embargo, tiene TANTO VALOR Y TANTO SENTIDO

Os lo cuento, que seguro que os traslada a sitios comunes…

Ayer estuve en Barcelona con mi buena amiga Cris; visita rápida antes de volver para casa tras día de reuniones, pero necesaria y esperada. Tenía muchas ganas de darle un abrazo de esos que nos damos las personas que nos queremos.

Hace un par de meses estando aún yo en Maldivas, su madre, la gran, ENORME, María Luisa Guiral dijo que se bajaba de la vida a los casi 100 años maravillosamente vividos. No os podéis imaginar la vida que ha llevado, cómo la ha logrado exprimir hasta el último momento, con una vitalidad y desparpajo alucinantes. Estoy convencida que hubieran hecho un tandem increíblemente divertido con mi padre, el Señor Faus.

Hablo de una mujer absolutamente increíble, humana y profesionalmente que levantó un imperio de la nada, dueña de la mayor gestoría de Barcelona y posiblemente toda España (70 empleados, más o menos), la famosa Gestoría Guiral en el ámbito empresarial.

Una mujeraza que si la hubierais conocido, fliparías, como cualquiera que tuvo el placer de hacerlo. Carácter, alegría, fuerza, potencia, ganas de vivir, sentir, reír. Amor, mucho amor. A raudales. Generosidad, desprendimiento, humor, unos tremendos COJONES, aunque femenina y coqueta hasta los últimos detalles…

De esas personas que cuando sabes la historia te quitas el sombrero, la peluca y hasta la camiseta, porque todo se queda corto. Se puso por montera el mundo de la empresa y de la vida, que entonces era «de hombres» (y sigue siéndolo, pero mucho menos), sin «macho» al lado.

De esa gente de admirar con la boca grande, y respetar y querer con el corazón en la mano.
Me encantaba ver su sonrisa tan explosiva, ya fuera en persona (pocas veces, pero suficientes para sentir lo especial que era), en videollamada cuando estábamos con Cristina en uno de esos mares del mundo, o por fotos.

Yo la quería mucho, y por lo visto ella también me tenía un cariño especial. Precisamente por el impacto que estas personas producen, escribí un post en Facebook sobre ella y nuestro encuentro la noche que fui a dormir a su casa en enero de este mismo año. No sabía que sería la última vez que sentiría su abrazo tan tierno, pero me encantó pasar el ratito con ella y me quedo con esa ternura.

Todo esto que explico es para el contexto.

1️⃣ Primero, la de no dejar de admirar esas personas de las que tanto tenemos que aprender.

2️⃣ Y segundo por el comienzo del escrito.

La bola del mundo.

Porque al entrar en lo que fue su casa, ahora ya triste y vacía sin ella, con el caos y desorden (emocional) que suponen estos momentos de desprendimiento obligado, recuerdo y dolor, sintiendo su ausencia pero a la vez su presencia poderosa, vi una bola del mundo y, claro, me fui directa a darle vueltas y decir… «me encantan».

Y sus hijas y sobrinos me la han regalado. Felices de que algo de La Guiral vaya con Hellen, y yo encantada por lo mismo.

Así que anoche, al llegar a casa, fue directa del coche a donde sabía que sería su lugar, en el rincón de la emoción:

Pegada a la mesa y librería de mi abuelo que contiene todos los libros escritos por mi padre y tío Taquín, los especiales de mi madre y míos de Veterinaria y algunos otros muy seleccionados; junto a la chimenea, calor de hogar, que sostiene el «marinero» de mi madre tan suyo; debajo de unas acuarelas de Cuzco, recuperadas de la forma más impensable (algo de lo que quizá escribiré algún día) provinientes de una de las expediciones a los Andes de mi padre. Delante del sillón retapizado donde se sentaba mi madre horas y horas a leer. Y frente a todo esto, la vista al mar, a ese Mediterráneo tan amado por Maria Luisa Guiral, donde cada mañana, temprano, muy muy temprano, tenía la costumbre diaria de ir a nadar durante décadas de su vida, fuera verano, primavera o el más frío invierno.

Porque La Guiral era así. Un pedazo de MUJER, con mayúsculas, con ese aplomo y personalidad tan, tan fuertes que nunca desaparecen, y se las ingenian para permanecer siempre como una impronta en quien tuvo la suerte de llegar a conocerla.

No se si allá, en ese mundo en el que está ahora se habrá encontrado con mis padres, tíos, abuelos.. pero seguro, seguro que algo hay en común y que formamos parte de esa «familia de almas» y por eso estoy feliz de tener ese «mundo» ahora conmigo.

Gracias Cris y Gisela por el regalazo, porque de verdad… no podía haber encontrado mejor sitio donde estar.

Salón con bola del mundo

 

PD 1

👉 Ilustro con una imagen creada por IA a partir de la foto original de donde está, con los toques propios e inventados de ChatGPT, mezclados con los reales, que le da un punto. Es por motivos obvios de privacidad, que me he vuelto un poco recelosa de lo que muestro

PD 2
👉 Quien venga a mi casa, podrá verla en vivo y en directo, junto con estas joyas y tesoros, -escasos, muy escasos, pero por eso tan enormemente valiosos-, de mi origen. Y nos tomaremos un buen vino 🍷 a la salud de todos los que no están pero permanecen, brindando como se merece para celebrar la vida, la nuestra, la suya y la que nos queda por descubrir.

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