34. Como una ola; o como la vida misma…
Como una ola…
No va por la famosa canción de Rocío Jurado, aquella que con su tremenda voz y enorme pasión cantaba (va, te pongo el enlace, por si no te viene a la memoria, escúchala, que igual va bien de fondo…)
Va de que no soy la única que le da a la tecla. (Menuda una obviedad, Hellen, estás sembrada 😅)
Tengo más gente alrededor que escribe, y hoy os voy a recomendar leer un post cortito de un amigo, que es una pura alegoría de la vida, en un relato de mar, pero en el que todos, seguro, nos sentimos más que identificados.
Lo escribe un hombre de mar, de los de verdad.
Pertenece a un «gremio» al que tengo un aprecio absoluto por todo lo que nos cuidan a los que nos gusta ir «mar adentro».
Es patrón de una Salvamar, los barcos de Salvamento Marítimo.
Yo les llamo «los ángeles naranjas» porque su uniforme es un mono naranja, (tampoco es que me haya roto muco el coco), y son como ángeles de la guarda para los que navegamos.
A mi y a mi Kivuca nos han sacado de algún que otro apuro, y admiro su trabajo sobre todas las cosas, como el de cualquier otro cuerpo de rescate. Pero a ellos es cierto que «un poquito más», por haber vivido en carne y hueso su actuación .
Y es que, salir a trabajar en esos momentos en que otros lo están pasando putas y dejarse la sangre para que no llegue a mayores, no es cualquier cosa.
Vamos, que este amigo mío, Germán, un buen tipo, sabe de la mar, de lo que habla y de lo que escribe. Vamos, que no es de boquilla.
Podéis imaginar que se las ha visto chungas, porque aunque gran parte del curro sea mantenimiento y seguridad en general, la gran mayoría de las veces que les toca salir zumbando, es porque la cosa se ha puesto fea.
Y las cosas feas, en la mar, pueden ponerse especialmente feas.
Como en la vida.
Así que sí, sabe de la vida.
Porque a él, como a todos, alguna que otra ola, real o figurada, le ha puesto patas arriba y dejado con el culo al aire.
Va de eso…
Que cuando menos te lo esperas, la vida te mete un ostión de los que te dejan del revés.
Y luego ya nada es igual.
O todo es diferente.
Porque cuando algo se rompe toca reconstruir, empezar de cero, o reutilizar lo que sirva de todos esos escombros.
Aunque sean escombros «humanos o emocionales». De esos especialmente.
Que no, que no vale quedarse con cara de alelao mirando el «desaguisado»
¿Nos queda claro?
PD 1
👉 No me hagáis el feo y leedlo. Repito Link: Post de la ola y la vida
Y luego si queréis me cuentas las olas/ostias que te ha provocado un «nuevo yo». O se lo ponéis a él en comentarios.
PD 2
👉 Escribir esto me ha recordado una aventurilla que tuve con ellos, mis amigos de Salvamento Marítimo, a los que aprecio mucho.
Y paradójicamente, por lo que me pasó, me dieron un premio 🫢.
Esto, para otro mail, que tiene su historia.