Opiniones

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Ni banderas ni fronteras
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Viajar…. ¿O no viajar? (O los que no deberían viajar)
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Vive y deja vivir
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Polémica. Cuando un torero muere.
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Tubbataha y Mama Ranger
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No quieras necesitarlo, pero si lo haces… chapeau por la asistencia en aeropuertos
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¡Cuarenta y todos!

Ni banderas ni fronteras

Estamos viviendo momentos complicados en España… La ruptura entre «Cataluña» y «España» está estos días en boca de todos, desde las esferas más altas, hasta las más estrechas relaciones. Una pena, pero nada que haya que sorprendernos… por desgracia, va en el adn del ser humano. No es nada nuevo, ni ajeno. ¡Pero no aprendemos!

Yo siempre he sido de mostrar orgullosa la bandera de España donde fuera… quizá el haber nacido en una familia tan dispersa en la geografía (y las ideologías creo que también) y el haber viajado desde muy pequeña me ha hecho sentir esa referencia por el lugar donde he nacido, pero sin el fervor de sentirme a fuego de ningún sitio. Las banderas de España han decorado mis carpetas de colegio, mi primera moto, la he lucida en pulseras, ordenadores, móviles y mil cosas más, pero con esa certeza de que los colores no representan más que lo que cada cual quiere que signifiquen. Cuando me han tildado de «facha» por lucirla me he reído por dentro, y cuándo por llevarlas he encontrado gente en los más recónditos lugares del mundo hablando mi idioma con los que compartir ratos agradables por esta conexión, también he reído.

Hoy no puedo reirme. Me da una tremenda pena el ver como las estupideces derivadas de los posesivos «mi» país, «mi» tierra, «mi» idioma, «mis» pensamientos llevan a peleas, enfrentamientos, malos rollos y tensiones. A nuestros políticos les da todo igual, sean del color que sean, puesto que lo miran todo, ellos sí, riéndose (pero de nosotros) desde sus sillones, prebendas y comodidades y realmente les importa poco los puñetazos, insultos o portazos que demos por aquí abajo. Tengo claro que somos unos peleles a merced de poderes que ni siquiera intuimos, y que todas estas cosas son el opio del pueblo para que «ellos» sigan moviendo los hilos como les convenga. Pero aún así, veo lo absurdo de todo esto.

Pese a haber llevado la bandera con orgullo, nunca me he sentido más que «ciudadana del mundo», y de hecho es lo que siempre respondo cuando me preguntan. Me siento bien allí donde me encuentro a gusto, donde las personas nos queremos y nos llevamos bien, donde la armonía se siente y los colores no importan. Me gusta hablar el leguaje universal de los signos y tratar de hacernos entender unos y otros, más fácil de lo que muchos creen. No entiendo las fronteras ni las separaciones. El Mar es mi mayor fuente de inspiración y ahí no hay posibilidad de dibujar fronteras, todo fluye.

Me repele la violencia, me parte el alma ver familias, amigos, gente rebosando ira entre ellos. Huyo de las confrontaciones por política, religión, sexo… y no digamos nacionalismos. Creo que la vida es mucho más sencilla, muy corta y muy intensa como para desperdiciarla en estas tonterías. Desde el principio de los tiempos, el ser humano se ha empeñado en poseer, en tener poder, en vencer, en ser superior y esto nos ha llevado donde estamos. Nuestros mayores dones se han convertido en nuestras peores armas y lo que nos podía haber hecho felices, nos ha transformado en unos seres incapaces de vivir lo que tienen, querer a los suyos, disfrutar del momento y dormir tranquilos.

Veo a Koke y a Chuqui ahora mismo y envidio esa «falta de comprensión». No podrán escribir como estoy haciendo yo ahora mismo, pero no dudo que sus vidas son mucho más llenas, felices y tranquilas que las nuestras.

No quiero banderas, ni fronteras, ni diferencias.

Dejadme en paz, no pienso dejarme llevar por vuestros odios y afanes de poder, de ego, de orgullo…, mi vida es mía, y mis trocitos de felicidad no me los vais a arrebatar.

Viajar…. ¿O no viajar? (O los que no deberían viajar)

Este es el texto que posiblemente no debería escribir alguien que vive viajando, tiene una empresa de viajes, cuyo trabajo es hacer viajar a la gente y disfruta viajando y viajando… sin embargo, es el texto que llevo mucho tiempo en la cabeza y que, precisamente en un avión, de viaje, me dispongo a esc…upir (¿escribir?)

Viajar es maravilloso. Amplía la mente, abre el espíritu, ensancha el alma…. Potencia el conocimiento de uno mismo, enseña a descubrir a los demás, re-estructura las relaciones interpersonales y con el planeta. Viajar abre los ojos a otras realidades, es sanador, es alentador, es motivador. Viajar últimamente está de moda, gusta, queda bien, se fomenta, se presume, se planea, se habla….

¡Ah, viajar! ¿quién no ha oído lo bueno que es?

Personalmente no me canso de hacerlo, y cualquiera que me conozca mínimamente sabe que mi vida parece un “proyecto de viaje” y con tremenda facilidad acabo subida a un avión, a bordo de los más diversos tipos de embarcaciones, poniendo kilómetros o millas bajo mis pies y pensando en el siguiente….

Podría explayarme hasta el infinito poniendo palabras a lo que lleva siendo una vida de aquí allá, pero no voy a hacerlo, primero, porque de las bondades de viajar ya hay mucho escrito, y segundo, porque no es este el objetivo de esta reflexión.

Y es que, siendo todo lo anterior una gran verdad, también hay sombras detrás del “viajar”.

O mejor dicho, viajar puede sacar las sombras de las personas, o si perfilamos aún más…. Viajar no es para todos.

O al menos, no todos las personas pueden hacer todos los viajes, o considerarse viajeras. Y lo que es peor, no hay derecho a que estas personas puedan llegar a amargar la maravillosa experiencia que es viajar a los que tienen alrededor.

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Vive y deja vivir

A las personas nos falta PAZ.
A TODOS.
Nos falta saber VIVIR, de verdad, en mayúsculas, sí….
VIVIR con lo que tenemos, con quienes compartimos nuestro día a día, con lo que somos.
Como generalmente no satisface esto, se emprende contra los demás, como si tratar de buscar el dolor y la amargura ajena nos fuera a quitar la propia.
Lo veo cada día, y hace unas semanas lo veo de nuevo aquí al lado, en mi misma comunidad de vecinos, donde unos pocos, tristes, amargados, rabiados y no se sabe qué, no intentan más que imponer sus criterios, sus frustraciones, sus negativas, sus ganas de que el otro no haga lo que quiera y se crea un ambiente horroroso, los corrillos por los pasillos, los comentarios cruzados, las críticas destructivas, hasta llegar a los malos modos. La reunión de hace dos semanas fue como un pequeño infierno, y desde entonces esto se hace insoportable, tener que pasar por otros sitios para no ver a fulano, girar la cara para no saludar a mengano o lidiar con las miradas asesinas de zutano….
Y esto, que nos es común a todos, es lo que nos pasa a todos los niveles. Esto que vivimos cada uno en nuestro pequeño mundo, es lo mismo que ocurre ampliando los círculos.
Esto es lo que provoca que en los distintos ambientes, la gente se enfrenta, se pelea, se ponen zancadillas… y se va aumentando la tensión, las palabras, y las armas hasta llegar a a las bombas, a los atropellos, a matar.
No son unos cuantos, no… somos todos y cada uno de nosotros.
Somos responsables todos porque somos una especie tremendamente insatisfecha, egoísta, que no sabe alegrarse de la felicidad o bienestar ajeno, que por no sé qué oscura razón que no llego a entender (y por suerte no vive en mi), sólo busca que alrededor se sufra, haya llantos, broncas, malos rollos, y extrapolando hasta los niveles más altos, pero que a todo se llega, sufrimiento infinito, dolor y muerte.
Creo firmemente que es una actitud de cada uno, personal. Que mientras no seamos capaces de mantener la paz, la cordialidad y la armonía en nuestros más cercanos y estrechos ámbitos de convivencia (familia, trabajo, comunidades, barrios, pueblos…), es absurdo que nos echemos las manos a la cabeza cuando pasan estas cosas como la de Barcelona, Cambrils, París, Londres…. y tantas más.
Somos nosotros, cada uno de nosotros. No echemos balones fuera, «los malos» no son otros…. Somos una raza mala y peligrosa, y lo seguiremos siendo mientras no cambiemos de verdad nuestra forma de pensar.
Yo lo veo, como tantos de vosotros. Somos felices en lo que se puede, buscamos estar a gusto, nos alegramos de los éxitos de los demás, apoyamos iniciativas que les ayuden a estar mejor aunque nosotros ni las queramos ni las necesitemos, luchamos por que todo sea genial, divertido, agradable, bueno y que las sonrisas y la relajación sea lo que nos rodea.
Pero hay demasiados que no saben, ni quieren, y encima les molesta que seamos así, y por eso atacan aún más encarnizadamente.
VIVE Y DEJA VIVIR.
SE FELIZ.
Y si no lo eres, porque no sabes o porque no encuentras cómo serlo, al menos deja que los demás lo sean.
¿¿¿Tan difícil es, de verdad??? Yo creo que no, a mi no me cuesta nada ¿por qué a otros si?
PAZ POR FAVOR…. PAZ… SÓLO PAZ.

Polémica. Cuando un torero muere.

La polémica está servida, señores y señoras…
Cuando muere alguien haciendo algo peligroso a lo que ha dedicado su vida (alpinistas,  buceadores, navegantes, pilotos de acrobacias, paracaidistas y un largo etc de actividades de riesgo) nadie culpa al mar, ni a la montaña ni a los artefactos. Todos decimos y sabemos que estaba en las papeletas, siendo las palabras más escuchadas «Eso hubiera querido, murió haciendo lo que le gustaba».
Este tipo de personas hacen (hacemos) estas cosas por pasión por un medio natural, por satisfacciones y hasta retos personales.  Pocas veces hay dinero de por medio (soy hija de montañero famoso en su día, hoy totalmente olvidado…  Y puedo asegurar que por dinero 0, es más,  cuesta mucho tener dichas aficiones). Y desde luego,  con un respeto absoluto por la naturaleza y nada de sufrimiento de cualquier otro ser vivo (salvo el de las familias y amigos que saben que algún día esto puede ocurrir).
Sin embargo, cuando muere un torero…  ¡Ay,  cuando muere un torero!

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Tubbataha y Mama Ranger

Esto no va a ser una entrada de un post al uso. Se trata de un artículo largo sobre un lugar magnífico de nuestro planeta agua, pero sobre todo, de la persona que ha logrado que sea uno de los lugares donde aún «existe el paraíso» submarino, esa gente a la que todos deberíamos estar agradecidos.

Con un 80% de la riqueza de arrecifes de Asia, y más del 50% del de todo el planeta (¡¡más de la mitad en un punto tan minúsculo, es increíble!!), este pequeño arrecife formado por 2 círculos, en medio del mar de Sulu en Filipinas, es una maravilla natural y sobre todo el reconocimiento a la dedicación y esfuerzo de una mujer, cuya tenacidad y amor por los océanos, lo ha hecho posible. Pero no voy a hablar del lugar ya que hay numerosos artículos y escritos que dejan patente lo increíble de este lugar. Voy a escribir de la mujer que se desvive para su protección y conservación.

Ella es «Mamá Ranger», Angélique Songco, a quien he tenido el enorme placer de conocer y compartir con ella una semana a bordo, en su «casa». Me ha contado cómo se llega hasta este punto y me ha dejado tocada, muy tocada, y tremendamente sensibilizada por su historia y la de este remoto trocito de mar, que ahora considero un poquito mío.

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No quieras necesitarlo, pero si lo haces… chapeau por la asistencia en aeropuertos

Mala pata ¡otro esguince!

Lo que viene llamándose una «mala pata» en toda regla.

Voy un fin de semana a Alemania a la Boot, la feria de Naútica más grande de Europa, para trabajar, reunirme con proovedores actuales, buscar contactos nuevos, viajes o experiencias innovadoras, inspirarme, disfrutar, patear por todas partes…. y el primer día por la noche, me caigo de la manera más tonta, me tuerzo un pie, y ¡me hago un esguince!

Nada grave, pero sí bastante puñetero, sobre todo si en el plan quedan 2 días a tope de andar por un recinto inmenso, estar de pie, usar numerosos transportes públicos (tren, tranvía, buses, shuttles, aviones….) e ir cargada con folletos y demás parafernalia.

Había que ver cómo solucionar este tema, puesto que siempre impera en buscar soluciones y no llorar por los rincones.

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CUARENTA Y TODOS

O mis últimos 365 días antes de los 50 😉

Cumplir años es bonito, a mi me encanta, y no va a ser menos este cumpleaños, el último de la cuarentena.

Además, el haber nacido la noche de Reyes hace que sea un día especial y lleno de emociones, y se me concede el honor de celebrarlo con un roscón y llevar la corona con orgullo.

¡¡Bienvenidos estos 49 que llevo ya a las espaldas!!

Gracias a todas las personas que forman parte de mi historia, a las situaciones que me han ido haciendo «esto» que soy yo,  y a mi capacidad eterna de disfrutar, aprovechar y respirar hasta lo más hondo de cada minuto que pasa por delante.

No le pido más a la vida que seguir como hasta ahora, soy más que feliz con lo que tengo, lo que soy, como lo vivo y con quien lo comparto, y realmente no necesito más.

¡A por los 49!

 

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