Sardine Run Sudáfrica

Sardine Run. Naturaleza Salvaje. Pero de verdad, en estado puro… ¡A lo bestia y sin recato!

Hoy 9 de julio a las 15 horas aproximadamente hemos bajado de la zodiac dando fin a uno de los sueños de mi vida, desde que empecé a bucear, allá por el 2003.

Había visto esto y soñaba con vivirlo en primera persona, pero aunque tuve varias oportunidades, mandando grupos e incluso sacando vuelos, por unos u otros motivos, no pude «consumarlo» hasta este 2019.

Como me imaginaba, es una experiencia dura, exigente y muy impredecible, pero a la vez, quizá por ese alma masoca que llevo dentro, tengo que confesar que he disfrutado como una enana de pasar 5 días (4 para ser exactos, que uno no pudimos salir) dando botes en una lancha , olas arriba, olas abajo, durante más de 30 horas (8, 4, 10 y 6)

 

 

¿Resumen?

? Me ha encantado.
? La emoción de no saber dónde vas ni lo que veremos.
? La adrenalina cuando te acercas a un indicio de “algo pasa por ahí”.
? El subidón de los encuentros mágicos, como el de las orcas (uffff) o el primer banco de sardinas con toda la acción que imaginaba… delfines, aves y tiburones todos sincronizados para el festín!
? La paz tan enorme que me da ver Azul, sentir salitre, respirar la brisa, salpicarme con las olas y el primer contacto cuando me tiro al agua, qué fría, pero que luego desaparece y me encuentro en mi medio….
??? Las olas… mirarlas y aprender de ellas, ver la evolución de sus movimientos, sus cadencias, sus sorpresas… empaparnos cuando rompen, planear cuando se curvan y subir como en un ascensor cuando son como enormes montañas.

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Y entre toda esta inmensidad de agua salada, esas manifestaciones de vida marina fascinantes me tienen loca.

Hemos visto la bolas de sardinas con los garnets atacando desde arriba y los delfines y tiburones desde abajo.
Ballenas pasando y saltando.
Delfines a cientos, por todas partes.
Las Orcas.
Las aves haciendo patrulla.
Un grupo estupendo y un tiempo muy bueno’

Esta experiencia es Naturaleza en estado puro, es comportamiento animal sin más aditivos ni modificaciones humanas, es ser testigo de momentos únicos de su cotidianidad pero que para nosotros, pobres mortales, son extraordinarios.

Es vibrar, gritar, emocionarme, sentirme viva y agradecida.
Es la necesidad de cuidar y mantener este medio tan alucinante como necesario.

Es difícil de explicar, sólo sé que cuando estoy en el Mar, sea del modo que sea, siento un vínculo enormemente potente y tengo la sensación de pertenencia al mayor ser vivo del planeta mal llamado tierra. Y esto, aún se ha reforzado más!!

Es increíble y alucinante.

Sin embargo, igualmente he de decir que no es un viaje para cualquiera.

Tiene que gustar enormemente el Mar y la naturaleza, no marearte (debe ser muy duro no poder volver a tierra!!!), que no te duela la espalda, una relativa agilidad para saltar al agua y subir a la barca una y otra vez (no se por que no ponen una escalera, por favor!!), y ganas locas de estar todo el día mojado con agua entre 20-22 grados y externas muy variables, pero fresquitas y hasta frío si se nubla.

Dispuestos a pagar un dinero que no es poco por no tener ninguna garantía de ver nada en concreto, e incluso no salir al mar si el tiempo no acompañará.

No poder hacer un pis tranquilamente en tantas horas (o hacerlo con tremenda incomodidad, en la popa peleando con el neopreno mojado y el incesable movimiento, con el respeto de los compañeros que miran a proa), pasando frío.
Sin poder secarte, sin sombra cuando pica demasiado el sol, ni cobijo para el agua.
En continuo movimiento, bandazos y meneo a todos los huesos…

Y sin embargo ES BRUTAL, y si cumples esos mínimos, se lo recomendaría a todo el mundo, porque algo cambiaría dentro de tí.

Porque todas esas incomodidades se diluyen al ser consciente de donde estás, seres privilegiados y afortunados de disfrutar “sufriendo” y de admirar hasta la más pequeña señal de vida alrededor.

? Me ha encantado.
Y aunque pensaba que esto era “una vez, y ya”…. creo que volveré!!!!

La Naturaleza es lo mejor que tenemos… ¿No nos interesaría cuidarla/nos un poquito más???

I love oceans!!!!

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Felicidad en mi medio, el agua… no importa que el agua esté fría, cuando lo que te muestra te deja los pelos como escarpias!

Una Orca de las 3 que se dejaron ver. Una de las experiencias más increíbles que he vivido… No es fácil encontrarse con ellas, es un momento mágico!!!

Jorge y yo, contentos como no se puede más!

Nuestro camino diario de ida y vuelta por el río para llegar y volver del océano. El entorno es una verdadera preciosidad

Nuestros compañeros constantes del viaje, los delfines, a montone!!!

Momento Sardine Run total, con los garnets (tipo de gaviota local) sobrevolando la bola y haciendo picadas sobre ella para bucear y dar cuenta del ansiado festín

Nuestras zodiacs, el embarcadero, la montañita del otro lado del río, el río…. Nuestro paisaje durante la semana.

El día que no pudimos salir al mar por una meteo nada buena, subimos en coche a la pista de avionetas, desde donde la vista es increíble. Ese el el tramo de río que recorríamos cada día, de salida y entrada, que desemboca en el océano, donde la vida va a su ritmo.

¡Aquí estamos!

El descanso del guerrero. Una zodiac no tiene mucho espacio para descansar o relajarse, pero cualquier rincón es bueno para agarrarse al balón y echar una siestecilla. Las horas sobre ella pasan factura (y los años, también jeje)

La inconfundible aleta de la Orca, ese animal que nos ha sorprendido con su presencia y nos ha dejado flipados…

Lllegada poco antes de que el sol caiga, con esa luz tan particular que resalta si cabe aún más, la satisfacción y alegría de ser espectadores directos de lo que la madre Naturaleza tiene a bien mostrarnos…

Las ballenas son otras de las compañeras de camino, en su ruta migratoria hacia el norte, se dejaban ver continuamente, lomos, colas, saltos…

Felicidad en estado puro. Aquí no hay nada que fingir!!

Delfines de caza…

Jack, nuestro guía… un pez más!!!

Cuando se está feliz… se está feliz!!!

 

 

 

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