Gracias por lo que aprendí

Hay fechas que no se pueden olvidar.
Hoy, 26 de julio hace un año me tocó vivir uno de los momentos más complicados de mi vida.
Un crash en toda regla que en el momento no me imaginé lo que se alargaría y la dimensión que cobraría.
Hoy hace un año fue el día del choque real con el barco, pero como las historias humanas se encadenan y relacionan y entrelazan, resulta que evolucionó en otro batacazo, emocional,  personal, pero igualmente brusco, doloroso e inesperado, de esos que te descolocan por completo y ponen tu vida patas arriba en un segundo.
Hoy, un año más tarde y con la perspectiva de lo que ha pasado, como se ha vivido, tratado, evolucionado, gestionado…  vuelvo a demostrarme a mi misma  que mis convicciones teóricas y de pensamiento son tan válidas hoy como hace 20 años y que lo serán dentro de tantos más…
  • Que todo por lo que pasamos nos ayuda a crecer, a descubrir valores nuevos, a superarnos a nosotros mismos.
  • Que las lágrimas de ira o de dolor, separadas o mezcladas, al final, son sanadoras.
  • Que no hay experto sin equivocaciones.
  • Que todo tiene su momento y después se relativiza y saca su enseñanza.
  • Que la vida no es vida si no hay encontronazos, choques, embarrancamientos, miedos a hundirse, luchas por flotar y alegrías imposibles de medir cuando ves pasado el peligro.
Que, como me decía un buen amigo con el símil naútico que tan bien comprendemos, en un temporal, nada de achantarse;
  • Hay que sacar todas las fuerzas, energías y coraje desde lo más profundo para no dejarse vencer;
  • Aprovechar los mismos elementos que nos machacan, capeando o corriendo las olas con el viento;
  • Luchar hasta lo imposible para no perder aquello que más quieres y necesitas (el barco si navegas, las personas, los ideales, lo que sea que deseas por encima de todo junto a ti!!);
  • Nada de plantearse abandonar: si lo haces, es entonces cuando cualquier pirata o gente de mala fe buscará arrebatarte tu mayor tesoro, aprovechando la jugada y tu debilidad;
  • No arriesgarse a perder la vida ni permitir que por la falta de lucha, ésta cambie cambie del todo sin tú buscarlo….
  • Porque cuando la calma llegue, que siempre llega, toca valorar todo lo pasado y recomponer lo roto para seguir disfrutando de aquello que más nos gusta y que, aún dañado, con parches o remiendos, sólo entonces cobra mucho más valor…
Hoy se inicia un periodo de tres meses de recuerdos “hace un año que…”; recuerdos de momentos que fueron duros, intensos, plagados de vida, emociones y sentimientos intensísimos; de los que te remueven el suelo y te sacuden por dentro.
Recuerdos que me refuerzan el seguir siendo agradecida a la vida y a los AMIGOS.
A reconocer y valorar esas oportunidades que, sin quererlas, aparecen a sacudir y quitarnos tantas absurdas seguridades y certezas que nos atoran en el camino y no nos dejan avanzar.
Me encanta estar viva, seguir viviendo y continuar creciendo.
Y aunque no sea tan agradable, sin obstáculos y dificultades, todo esto no sería posible.
Esa victoria de no dejarme vencer aún con lo que me dejé por el camino de esfuerzo, dolor, lágrimas, incomprensión… al final me llevó a ser hoy mucho más feliz que antes y estar más que nunca, agradecida por lo que tengo y lo que somos y lo que logramos cuando gana el amor.
No puedo decir gracias por lo que ocurrió, porque no fue bueno ni agradable, pero sí por lo que aprendí y todo lo que gané.

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