Estrenando al Kivuca – Preliminares. Los nervios

Dicen que en la vida del armador hay dos momentos realmente felices: el día que compra el barco, y el día que lo vende.
Del primero doy fe totalmente y como tal voy a relatar, por capítulos, como fueron mis primeros momentos con el «Kivuca», este increíble Furia 25 que me robó el corazón desde el primer momento que lo ví. No estoy para nada de acuerdo en eso de que da felicidad venderlo, porque un barco, un velero más especialmente, son parte de uno mismo, es curioso cómo estos artefactos flotantes llegan a crear tanta complicidad y formar parte de la familia. Se les quiere, se les habla, se les entiende, se les regaña, se les mima, se les añora y se les admira. Kivuca, esto va por ti!

Los nervios

Estoy nerviosita perdida. Que no me tengo, vamos…

Parece que AL FIN!!! el viernes el Kivuca y yo DEFINITIVAMENTE nos entregaremos el uno a la otra y pasaremos la primera noche juntos, solos, conociéndonos (jajajaaj como suena esto) antes de partir el sábado en travesía hasta su próximo hogar donde le esperan con el pañuelito y mucho cariño…

Según avanzan las horas, noto que tengo un nudo mayor en el estómago, hace meses que tengo muchas cosas preparadas «para llevar al barco», pero ahora que lo veo tan cercano…. uufffff, hasta me tiembla el pulso! Lo siento, se qué es una ñoñería, pero es que, dejar que me intente justificar un poco… No sólo es mi primer barco, sino que ¡¡es cumplir un sueño de toda una vida!! 
Es de esas cosas que se dicen desde que tienes uso de razón, que es un run-run continuo en la cabeza, pero que sin pensar que un día va y se cumple… y además, de forma tan vertiginosa en tan solo cosa de meses!

Tan pronto estoy por las nubes de emoción, de contenta, de animada y me veo navegando con mi barquito , gozando de la mar, de las olas, aprendiendo a cazar vientos, a trimar las velas, a escorar lo justo, haciendo disfrutar a otros, a sentirme una con el barco….

…Como que me entran los mil y un cangueles

– que si … donde me he metido con la que está cayendo
– que si … no tengo ni idea de barcos
– que si … no voy a ser capaz de manejarlo
– que si … cómo voy a poder mantenerlo y cuidarlo como se merece
– que si … en qué líos y problemas me voy a meter por ignorante supina
– que si … a la vejez viruela!
– que si … estoy como una p*** cabra

y mil más!!!

Vamos, que estoy como una montaña rusa emocional!

Ya no puedo ni leer más de todo lo que he ido recopilando, marcando y anotando como pendiente de revisar; Siento la cabeza como un bombo, como cuando vas a un examen importante y llega el punto que notas que no vale de nada ponerse más delante de los apuntes… Pero a la vez me da la impresión que esto TAAAAANN VERDEEEE que tengo que pillarlo todo o me arrepentiré!

En fin, supongo que es la neura propia del «miedo al momento crucial», y que imagino que todos, quien más quien menos, habrá pasado por aquí, y que no soy la primera en sentir estas cosas….

Pues eso, que no me guillotinéis mucho por pesada, pero es que fuera de mi entorno más cercando, del foro de La Taberna del Puerto y  ambientes naúticos no puedo hablar de esto con la misma tranquilidad de que algo se me entiende… aunque os digo que  el nerviosismo y las ganas ya se han contagiando en casa, y hasta el gato está ya deseando subir a bordo!!!!!


ESTRENANDO AL KIVUCA… Por capítulos!

Capítulo 1. El primer contacto: «la noche de bodas»
Capítulo 2. Cuando se cumple eso de que… «En los barcos SIEMPRE pasan cosas»
Capítulo 3. Y comienza una nueva vida.
Capítulo 4. Porque no hay dos sin tres.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Puedes utilizar estas etiquetas HTMl y artributos.

Todo el contenido de esta página es propiedad y opiniones personales de © Hellen Faus. Los contenidos externos están indicados o vinculados a sus sitios web o sus autores. Si ves algo que no debería estar, equivocado o incorrecto, no dudes en hacérmelo saber.