Baños de Bosque… ¡bonita experiencia!

Que la naturaleza es sorprendente, es algo que sabemos todos.

Pero que aún lo aparentemente conocido, no deja de sorprendernos, es algo que particularmente cada día me fascina más.

Desde muy pequeñita, dada la vida montañera de mi familia, ir a la montaña, pasear por bosques, andar por caminejos, comer un bocado apoyado en un tronco, ha sido algo muy habitual en mí. Aunque el paso de los años me ha llevado a saber que yo tiro más al mar que al monte, llevo muy dentro toda esa experiencia y el aire puro verde me llena los pulmones de buena manera.

Pero hoy he descubierto otra forma de andar por el monte.

Gracias a Albert y Joan, casi maestros (en poco serán unos maestrazos!!!!! Llevan poco y ya les sale por todos los poros) en el arte del Shinrin Yoku o “baños de bosque”, puedo decir que los pasos de hoy por el bosque dels Ports ha tenido mucho de especial.

Shrin Yoku

En el  Shinrin Yoku se trata de “conectar” con el entorno, pero en especial con los árboles. Algo que no me ha costado demasiado…. De siempre los árboles me han encandilado, me ha encantado tocarlos, abrazarlos, olerlos, pegarme a ellos, y hoy he sabido que todo esto es parte de una filosofía de vida oriental que es tremendamente sana para el cuerpo y la mente y que te “reconecta” de otro modo con aquello que tienes delante, y para ello hay que usar los 5 sentidos. Sí, los 5. Mirar las copas, tocar cortezas, oler pinaza, escuchar silencios, degustar un bocata….

Me ha encantado conocer esta zona dels Ports, parte del Sistema Central, ya el final, con una riqueza paisajística realmente asombrosa y una escasez de humanos altamente gratificante. Resulta increíble que en la poblada España, todavía queden rincones por descubrir. La llegada por la pista ha sido un tanto delicada, porque el coche no estaba preparado para eso (ni la conductora, glups, que hoy también he aprendido un grave error que llevaba acumulando desde que empecé a conducir y que por eso nunca se me había dado bien el conducir por pistas complicadas….), pero cuando dejas las ruedas y son las suelas las que tocan la tierra, empiezas a vibrar…

Un pino de 500 años

Andar bajo las inmensas redes de ramas que casi tapan el sol, y llegar a ese pino negro, ya no centenario, sino ¡¡¡¡súper centenario!! llamado Pi Gross, el más antiguo de Cataluña, de unos 35 metros de alto, con un tronco que harían falta varias personas para rodearlos (unos 4 metros y medio, pero basta ver las fotos, lo que supone mi persona al lado de este coloso) y unas raíces mostrándose sobre el terreno fuertes, recias, potentes, poderosas me ha dado unas ganas tremendas de besarlo…

Y de hecho, me he sorprendido dándole un beso en su corteza húmeda, fresca y llena de vida.

Tremendo pedazo de historia que lleva contemplando humanos pasar de todo tipo, y por suerte para él, respetándole dentro de una zona de tradicional tala gracias a su posición entre lindes de 2 tierras, haciendo la “marca” que le ha salvado de formar parte de armas, muebles, barcos y a saber qué más, y convertirse en testigo del desarrollo de un bosque que ahora ya es maduro.

Me ha encantado. Mirar arriba, parecía intentar llegar al infinito en un tronco enorme en la base pero que no terminaba de hacerse pequeño…. ¡¡qué maravilla, por favor!!!!!!

No hay bosque sin fuente

…Ni  mejor placer que sacar un trozo de pan y algo de relleno de la mochila, regarlo con el agua helada y sentarse en el puro suelo para disfrutar y compartir con esas personas únicas y especiales que están formando parte de momentos mágicos, pasando tan buen rato y conversando sobre lo humano y lo divino.

Y sucumbir a 6 ojos penetrantes mirando tu bocata y diciéndote «dame arrrrrgooooo» en el lenguaje perruno mejor entendido por cualquiera.

Momento tranquilo, con su correspondiente dispersión privada entre ramas y rocas y continuamos el sendero.

SHHHHTTTTT

Parte de la conexión implica silencio. No se puede estar todo el rato hablando. Los móviles se permiten más que nada porque gracias a ellos tenemos las fotos (de poco más sirven, evidentemente, la cobertura es algo que aquí, ni existe, ni es necesaria). Llegar a un repecho donde de pronto se abre el bosque y un verde aterciopelado con vistas al cortado te invita a sentarte, tumbarte y relajarte, no es algo que haya que dejar pasar, y especialmente, es parte del sentido del Baño de Bosque. Calla, respira, siente, no pienses, contempla…. ¡¡VIVEEEE!!

Pare Faig o Haya Padre

El siguiente punto fuerte de este programas que con sentido se llama Maestros del Bosque, es otro momento que te deja sin habla.

De repente, vas caminando todos juntos por la senda y los guías se paran y dicen….»adelantaros… dejaros sorprender». ¡

¡Y vaya si sorprende!!

En un diseño especial de la Madre Naturaleza que ya quisieran los más afamados arquitectos, un rincón verdaderamente especial, destaca un haya que no se parece a las demás. Retorcida, rugosa, desafiando no se sabe que leyes de la naturaleza, también mostrando sus tremendas raíces rebrotando del suelo y formando hoquedades, donde Koke y Chuqui, de una manera casi mágica, han casi escalado para encontrar su hueco, se han acoplado entre ellas como si estuvieran diseñadas a su medida, y han reposado con una placidez, serenidad y paz que nos han dejado a todos alucinados.

“Ellos si están totalmente conectados….”

Ha sido el comentario, y con total certeza…Yo nunca he visto a Koke así. Hasta parecía tener una expresión distinta.

Eran parte del árbol, de las raíces, del suelo, del verde, del entorno… Una imagen realmente entrañable que, al margen de lo idílico del lugar, ha puesto sin duda alguna la nota más emotiva a esta jornada. Los animales tienen algo, sienten más profundo, son más sencillos y a la vez más intensos. Y su comportamiento aquí nos ha dejado a todos un sabor bien dulce.

Y es que el “Haya Padre” que se llama, está en una especie de capilla natural, un santuario, un rincón de esos que parecen mágicos, donde ella con sus 300 años y el resto del verde y marrón envolventes hacían un todo único.

¿Hay que irse…?

Me hubiera quedado ahí sin medida. ¡Se estaba tan bien! El aire que entra directo hasta la última de las células para oxigenarlas de lo más puro, los olores mezclados de pino, verdín, humedad, tierra batida por los jabalíes y quién sabe cuántos miles de ingredientes más; los pájaros sin dejar de cantar haciendo el mejor coro del mundo, los perros en esa paz absoluta, los humanos tan relajados, tan entusiasmados, tan contentos….

Es que ha sido especialmente bonito. Me hubiera gustado poder pasar al menos el día completo, se me ha hecho demasiado corto. Me ha faltado silencio, ratos largos arrebujada entre las raíces, o más tiempo tumbada al sol en una zona abierta de hierba, se me ha hecho corta la conversación entre amigos oyendo de fondo el agua de la fuente correr sin parar con ese sonido tan característico que llena el espíritu…

Pero cuando algo falta, queda el regusto sano y las ganas de volver.

Cuando sientes que quieres más, es porque ha funcionado la conexión, y hay que volver a llenarse de esas endorfinas que nos proporcionan los millones de organismos vivos y esencias únicas que pueblan los bosques… ¡Dicen que una jornada de Baños de Bosque te carga de fitoncidas para un mes!.

Cuando el cansancio de un día de descubrimiento te deja ese regusto de satisfacción, de felicidad, de sonrisa interna… es que sin duda alguna, es bueno para el cuerpo, es bueno para el alma, es bueno para el espíritu, ¡¡es bueno, tremendamente bueno, para nosotros, humanos y desde luego, caninos!!

Gracias, mil gracias al Bosque Maduro. Gracias Albert. Gracias Joan. Gracias Eli y Saby. Gracias a los perros (Ares, Koke, Chuqui para quien además ha sido su estreno de «monte»!!),  gracias a todos por hacer de un día cualquiera una experiencia diferente y un momento especial.

Triskel

Y además, por haber hecho nuestro bautizo de Baños de Bosque, nos hemos ganado el “TRISKEL”, símbolo sagrado celta de capacidad mágica y sanadora que representa el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, el aprendizaje perpetuo y la eterna evolución del ser y del universo…. Y es que, todo esto ha sido el día de hoy: mágico, sanador, equilibrado; de aprender, evolucionar; de ser y sentirse universo ¿¿Puede pensarse algo mejor??

Más cerca, más dentro

Y dirán algunos…. Qué hay árboles más grandes por el mundo, ¡claro! Que los he visto en lugares que quizá ni recuerde, incluso por exóticos, lejanos y remotos, también. Pero que la forma de convivir y conectar hoy con «estos» árboles, con «este» entorno, con «este paisaje» ha sido diferente y mucho más sentida ¡sin duda! Y además estos han tenido el honor de que hoy al volver me apetecía escribir sobre ellos. Aquí, a menos de una hora de mi sofá, «jugando en casa» como quien dice, para que nadie piense que las mejores experiencias son las que se viven viajando más horas de avión…. Y lo digo yo, que llevo unas cuantas horas de vuelo en mis espaldas ;))

¡Te quiero, árbol!

Abrazando a un árbol

¿Quieres darte un Baño de Bosque?

Como nota final, recomiendo encarecidamente a todo el que le guste medianamente la naturaleza (y al que no, porque puede alucinar!!) el probar y conocer algo más de estas experiencias en las que los orientales, que son muy sabios, nos llevan tantos siglos de ventaja. Aquí podéis encontrar información más “técnica” de lo que son los Baños de Bosque o Shirin Yoku y contactar con expertos guías que os acompañen en esta experiencia tan vital y única por una zona tremendamente desconocida pero increíblemente rica y virgen de nuestro país: www.portsexperience.com

Un comentario

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  • GENTE SANA Y PURA DONDE LAS HAYA, como la Madre naturaleza que tan bien describes. Tengo la suerte de conocerte personalmente y doy gracias a la vida, por ser una de esas personas que «te llena» cuando hablas o estas cerca de ellas….GRACIAS !!

    Espero y deseo que este ánimo de vida sin límites que tienes y despresndes, no se mitigue…que sigas inmaculado con él….gracias por estos bonitos post!

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