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Japón (3) Nara
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Japón (2) Tokyo
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JAPÓN un país a conocer (1)
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50 AÑOS. ¡Medio siglo de altos vuelos!
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Experiencia «Hombre al Agua» (MOB) navegando
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Ni banderas ni fronteras
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Viajar…. ¿O no viajar? (O los que no deberían viajar)

Japón (3) Nara

Hoy #Nara donde el protagonismo ha sido de los templos, un Buda Gigante, Pagodas de 5 pisos y #Toriis (los portones de madera enormes), todos en un parque enorme donde los ciervos campan a sus anchas, descarados, atrevidos, libres …. como perritos o gatitos mansos que buscan mimos -y comida, digamos todo-.
Y un frío de narices, por cierto, brrrrrrrr

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Japón (2) Tokyo

Primer día de Japón…. ¡Alucinada! 
El resumen sería colorido al máximo, bullicio, música por todas partes, voces chillonas y movimiento sin cesar.

Supongo que será por ser sábado pero salir por la noche por #Shinjuku me ha chiflado, la verdad que no hemos podido elegir mejor el hotel. De día ha sido entretenido, y queda mucho por ver y curiosear (es la zona de la grandes cadenas de electrónica), pero de noche… de noche es INDESCRIPTIBLE!!!!
Bares y clubs de todo tipo y especie, hoteles de horas para “el amor”, restaurantes a tope, tiendas abiertas, enormes zonas de recreativos donde hasta los más mayores se lo pasan como enanos, karaokes en cada esquina, gente por la calle como si no hubiera mañana…

Hemos conocido un robot simpatiquísimo que daban ganas de traérselo a casa, visto la animación nocturna, la juventud demasiado bebida, los turistas por las calles, la gente jugando como loca a las maquinitas, la música y sonidos junto a las luces a rabiar… Es el corazón del entretenimiento de la cuidad, y menuda animación tienen por aquí!!

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JAPÓN un país a conocer (1)

No pienso escribir una guía de Japón, ya que hay miles por internet, ni las mejores recomendaciones de qué ver o hacer, que también está en muchos sitios (recomiendo encarecidamente la página www.japonismo.com de lo mejor que he visto en internet sobre un país, me da apuro llamarlo blog, porque me parece muchísimo más que eso, chapeau por los que lo llevan, realmente impresionante!!). Simplemente voy a contar algunas de mis sensaciones sobre los lugares que visitamos en nuestro viaje, con consejos, recomendaciones, cosas que pueden ser útiles para el que va a ir, conocer antes, preparar o simplemente entretenerse.

Dividido por partes, según las etapas que fuimos haciendo. Fue un viaje de 10 días, sin grandes pretensiones; es decir, no somos de marcarnos objetivos o ver muchas cosas, si no ir a nuestro aire, sin prisas ni agobios, parando donde nos apetece y sin estrés. Si hay sueño, dormimos y no nos pegamos el madrugón, con llegar al desayuno del hotel nos es suficiente. Preferimos estar más rato en un lugar que nos hace gracia y perdernos otros recomendados que ir a muchos, y siempre sin planes predefinidos, sólo ideas generales y sobre la marcha.

Si tu forma de viajar es parecida, puedes encontrar esto útil; si por el contrario te gusta tener todo bien organizado y planeado, con todo lo posible para hacer, levantarte temprano, aprovechar a tope, y no gastar tiempo alegremente, te volverías un poco loco con esta forma de ir por el mundo que tenemos ;))

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50 AÑOS. ¡Medio siglo de altos vuelos!

¡Por mis 50 años, por mi, por mi madre que me trajo al mundo y por todos los que quiero y los que me han acompañado durante medio siglo!

No todos los días se cumple medio siglo de vida, y yo, que soy especialmente dada a los números y la simbología, no podía dar este salto de década como otro año cualquiera. Tenía claro que quería celebrar mi 50 cumpleaños «por todo lo alto».

No me costó mucho pensar cual sería la forma de celebrarlo que más me apetecía: en un avión, rumbo a un destino lejano y nuevo, y con todas las comodidades que 50 años se merecen, es decir, en Business.

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Experiencia «Hombre al Agua» (MOB) navegando

MOB navegando

Hombre al Agua con chaleco y salvavidas

El temor de cualquiera que pasa tiempo en el mar es, siempre e inevitablemente el caer al agua, y el quedar flotando en ella sin que nadie te vea. Por este motivo, las medidas de seguridad, ya sea en navegación, buceo o cualquier actividad náutica, son imprescindibles y cada vez todos más consciente de ellas.

Navegando en velero, en escoradas, con el mar en movimiento, por alguna maniobra rara, o tener que ir a proa a arreglar algo, el acabar en el agua es, sin duda peligroso. Por muy despacio que vaya una embarcación, a un solo nudo de velocidad (para profanos, no llega a ser 2 km/h), ni aunque seas el mismísimo Phelp, vas a alcanzar el barco a nado. E, inevitablemente, en breves segundos vas a estar muy lejos del barco, y no se te va a ver. Luego está el tema de que si lo alcanzas o está parado, si no hay nadie a bordo que te ayude a subir y no hay ninguna escalera o plataforma que facilite el acceso, es prácticamente imposible para los humanos standard (supermanes o superfuertes no incluidos… o sí), subir por uno mismo. Así que está claro…. mejor no caerse.

Pero en la vida no podemos controlar todo, así que si tienes la enorme mala suerte de caerte… ¡¡que sea con chaleco!!

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Ni banderas ni fronteras

Estamos viviendo momentos complicados en España… La ruptura entre «Cataluña» y «España» está estos días en boca de todos, desde las esferas más altas, hasta las más estrechas relaciones. Una pena, pero nada que haya que sorprendernos… por desgracia, va en el adn del ser humano. No es nada nuevo, ni ajeno. ¡Pero no aprendemos!

Yo siempre he sido de mostrar orgullosa la bandera de España donde fuera… quizá el haber nacido en una familia tan dispersa en la geografía (y las ideologías creo que también) y el haber viajado desde muy pequeña me ha hecho sentir esa referencia por el lugar donde he nacido, pero sin el fervor de sentirme a fuego de ningún sitio. Las banderas de España han decorado mis carpetas de colegio, mi primera moto, la he lucida en pulseras, ordenadores, móviles y mil cosas más, pero con esa certeza de que los colores no representan más que lo que cada cual quiere que signifiquen. Cuando me han tildado de «facha» por lucirla me he reído por dentro, y cuándo por llevarlas he encontrado gente en los más recónditos lugares del mundo hablando mi idioma con los que compartir ratos agradables por esta conexión, también he reído.

Hoy no puedo reirme. Me da una tremenda pena el ver como las estupideces derivadas de los posesivos «mi» país, «mi» tierra, «mi» idioma, «mis» pensamientos llevan a peleas, enfrentamientos, malos rollos y tensiones. A nuestros políticos les da todo igual, sean del color que sean, puesto que lo miran todo, ellos sí, riéndose (pero de nosotros) desde sus sillones, prebendas y comodidades y realmente les importa poco los puñetazos, insultos o portazos que demos por aquí abajo. Tengo claro que somos unos peleles a merced de poderes que ni siquiera intuimos, y que todas estas cosas son el opio del pueblo para que «ellos» sigan moviendo los hilos como les convenga. Pero aún así, veo lo absurdo de todo esto.

Pese a haber llevado la bandera con orgullo, nunca me he sentido más que «ciudadana del mundo», y de hecho es lo que siempre respondo cuando me preguntan. Me siento bien allí donde me encuentro a gusto, donde las personas nos queremos y nos llevamos bien, donde la armonía se siente y los colores no importan. Me gusta hablar el leguaje universal de los signos y tratar de hacernos entender unos y otros, más fácil de lo que muchos creen. No entiendo las fronteras ni las separaciones. El Mar es mi mayor fuente de inspiración y ahí no hay posibilidad de dibujar fronteras, todo fluye.

Me repele la violencia, me parte el alma ver familias, amigos, gente rebosando ira entre ellos. Huyo de las confrontaciones por política, religión, sexo… y no digamos nacionalismos. Creo que la vida es mucho más sencilla, muy corta y muy intensa como para desperdiciarla en estas tonterías. Desde el principio de los tiempos, el ser humano se ha empeñado en poseer, en tener poder, en vencer, en ser superior y esto nos ha llevado donde estamos. Nuestros mayores dones se han convertido en nuestras peores armas y lo que nos podía haber hecho felices, nos ha transformado en unos seres incapaces de vivir lo que tienen, querer a los suyos, disfrutar del momento y dormir tranquilos.

Veo a Koke y a Chuqui ahora mismo y envidio esa «falta de comprensión». No podrán escribir como estoy haciendo yo ahora mismo, pero no dudo que sus vidas son mucho más llenas, felices y tranquilas que las nuestras.

No quiero banderas, ni fronteras, ni diferencias.

Dejadme en paz, no pienso dejarme llevar por vuestros odios y afanes de poder, de ego, de orgullo…, mi vida es mía, y mis trocitos de felicidad no me los vais a arrebatar.

Viajar…. ¿O no viajar? (O los que no deberían viajar)

Este es el texto que posiblemente no debería escribir alguien que vive viajando, tiene una empresa de viajes, cuyo trabajo es hacer viajar a la gente y disfruta viajando y viajando… sin embargo, es el texto que llevo mucho tiempo en la cabeza y que, precisamente en un avión, de viaje, me dispongo a esc…upir (¿escribir?)

Viajar es maravilloso. Amplía la mente, abre el espíritu, ensancha el alma…. Potencia el conocimiento de uno mismo, enseña a descubrir a los demás, re-estructura las relaciones interpersonales y con el planeta. Viajar abre los ojos a otras realidades, es sanador, es alentador, es motivador. Viajar últimamente está de moda, gusta, queda bien, se fomenta, se presume, se planea, se habla….

¡Ah, viajar! ¿quién no ha oído lo bueno que es?

Personalmente no me canso de hacerlo, y cualquiera que me conozca mínimamente sabe que mi vida parece un “proyecto de viaje” y con tremenda facilidad acabo subida a un avión, a bordo de los más diversos tipos de embarcaciones, poniendo kilómetros o millas bajo mis pies y pensando en el siguiente….

Podría explayarme hasta el infinito poniendo palabras a lo que lleva siendo una vida de aquí allá, pero no voy a hacerlo, primero, porque de las bondades de viajar ya hay mucho escrito, y segundo, porque no es este el objetivo de esta reflexión.

Y es que, siendo todo lo anterior una gran verdad, también hay sombras detrás del “viajar”.

O mejor dicho, viajar puede sacar las sombras de las personas, o si perfilamos aún más…. Viajar no es para todos.

O al menos, no todos las personas pueden hacer todos los viajes, o considerarse viajeras. Y lo que es peor, no hay derecho a que estas personas puedan llegar a amargar la maravillosa experiencia que es viajar a los que tienen alrededor.

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